Estos últimos días se ha viralizado por las redes la siguiente imagen, tomada de un libro actual de quinto de Primaria. Una imagen, más allá de lo equivocada que pueda ser la misma o lo superficial que sea la actividad a qué se refiere, que permite a algunos inferir que el nivel de nuestro alumnado ha bajado. Bueno, más bien que los estamos haciendo más tontos.

Fuente: https://twitter.com/maestroll11/status/1711828004282740907
Sé que me voy a meter en un charco pero, aprovechando lo anterior y el debate generado sobre la misma, voy a permitirme aclarar algunas cuestiones que, no por sabidas, dejan de tener su importancia en lo anterior. Y no, no tiene nada que ver con creer, como también es mi caso y el de la mayoría de mis compañeros, amén de todos los datos de las pruebas externas, que el aprendizaje del alumnado está cayendo en picado. Tiene que ver con el caso concreto del uso de libros de texto.
En primer lugar conviene recordar que un libro de texto no es el currículo. Que, en ocasiones, ni tan solo se respeta. Y, lo que es más importante… NINGÚN DOCENTE ESTÁ OBLIGADO A USAR LIBRO DE TEXTO. No hay ninguna normativa que te indique la obligatoriedad de su uso. Más bien, todas las sentencias constitucionales basadas en el artículo 20, indican que los docentes podemos usar el material y la metodología que consideremos más adecuada en nuestras aulas.
Es por ello que me sorprende usar algo tan manido como una imagen de un libro de texto para inferir aprendizajes. La elección de las editoriales y de los materiales de las mismas (entre los que hay los libros de texto) la realizan docentes. Por tanto es UN DOCENTE el que elige usar un libro de texto como del que se ha sacado la imagen anterior. El trabajo, como profesionales de la docencia, incluye seleccionar materiales a usar en el aula. Incluso dentro de esa selección que realizamos (si optamos por el libro de texto), podemos complementarlo o, simplemente, eliminar el uso de determinadas cuestiones que incluye. Hasta podemos enviar correos electrónicos a las editoriales para que modifiquen contenidos si no los vemos adecuados. Yo lo he hecho. Y te responden, modificando en mi caso, una cuestión referida a los circuitos eléctricos, en posteriores versiones.
Yo no uso, de hace más de quince cursos, libro de texto. He usado al principio de mi carrera profesional McGraw Hill y Edebé, los que para mí (repito, PARA MÍ) son los libros de texto de más calidad de mi materia (Tecnología). Ello no implica que no hubiera cosas que no seguía, ni cosas que en el libro se decían de una manera y yo sabía que eran de otra. Se lo decía a los chavales. Y procedíamos a tachar de ese libro de texto lo que «estaba mal». Por cierto, también he participado en la creación de algunos temas de un libro de texto de una editorial. Algo que he intentado hacer de la manera más profesional posible. Los libros de texto, no lo olvidemos, están redactados por docentes de aula. Algo que implica sesgos y seguramente, al ser humanos, errores. También puede haber quienes no lleguen a más y escriban ciertos libros pero, para eso está el docente en el aula. Y sus compañeros de etapa o de Departamento.
Un libro de texto puede ser tan bueno o malo como esos materiales que, cogidos de forma caótica por internet, algunos usan con su alumnado. Incluso pueden ser mejores que los materiales elaborados por uno. Recordemos que hacer materiales propios implica mucho desgaste a nivel de tiempo y que, por desgracia, su eficiencia en el aula es limitada. Al igual que los libros de texto. Con la diferencia de que, en este último caso, los libros de texto se eligen entre un amplio abanico.
No, lo de las fotos de actividades random de un libro de texto no me sirve para deducir si el alumnado aprende más o menos. Lo que sí me sirve es, viendo algunas editoriales con las que veo que trabajan algunos de mis compañeros (de mi materia o de otras), saber que hay compañeros que no miran nada antes de optar por una editorial u otra. Eso sí, ya os digo yo que el uso de un libro de texto como biblia es residual en las aulas. La inmensa mayoría de compañeros que conozco lo usan como una herramienta más. Quizás como la más importante en algunos casos pero, en caso de auténticas barbaridades, ya os digo que dicen a su alumnado que «no hagan caso de lo que dice el libro de texto».
Lo sé. Me he metido en un charco pero, sabéis qué, ya estoy mayor para preocuparme por ello. Además, con el tiempo que está haciendo estos últimos días, seguro que me seco en nada.
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Ciertamente, somos un gremio con un alto índice de mediocridad. Cada día me doy cuenta de ello
Hola Jordi, soy un seguidor de tu blog, también profesor de tecnología, y comparto muchas de tus opiniones. En particular, la de que el nivel de conocimientos ha bajado mucho. Pero de este artículo me interesa mucho una frase que dices: «todas las sentencias constitucionales basadas en el artículo 20, indican que los docentes podemos usar el material y la metodología que consideremos más adecuada en nuestras aulas». Te pido, por favor, que si tienes alguna referencia al respecto, me la indiques. Me basta el nombre de la sentencia, ya la busco yo. Es que me gustaría poder defenderme cuando me quieran torcer la voluntad.
Muchas gracias por compartir tus ideas, son estimulantes.
Un saludo.
Hola Jesús, perdona por no haber respondido antes pero, como ya he explicado últimamente, he estado en un «ressort» enchufado con un montón de cosas y haciéndome demasiadas pruebas. Te indico en qué consiste ese artículo y todas las sentencias que puedes encontrar enlazadas (https://app.congreso.es/consti/constitucion/indice/sinopsis/sinopsis.jsp?art=20&tipo=2). Espero te sirva. Un saludo.
Gracias Jordi, yo no soy muy optimista después de leerlo. Fíjate lo que dice respecto a la libertad de cátedra: «Esta libertad se reconoce en todos los niveles de la enseñanza, aunque con mayor amplitud a medida que el nivel sea superior teniendo su máxima expresión en la enseñanza universitaria. Estará condicionada por los planes de estudio, de manera que en los niveles inferiores de enseñanza en que la concreción dichos planes es mayor lógicamente la libertad del enseñante disminuirá, mientras que aumentará en los niveles superiores en los que los planes sólo ofrecen unas directrices en cada asignatura permitiendo un grado mayor de configuración por parte del profesorado». Si los «planes de estudio» actuales en la ESO son leyes cada vez más restrictivas, donde se «recomiendan» ciertas metodologías de moda e, incluso, nos restringen la forma de evaluar, impidiendo la ponderación de los criterios de evaluación, por ejemplo (al menos así nos lo imponen en Andalucía). En fin, en este galimatías de la LOMLOE se trata de constreñirnos cada vez más a los profesores para que, entre otras cosas, no nos vayamos a atrever a suspender a un niño.
En fin, muchas gracias y ánimo Jordi.
Revisa las sentencias. No te quedes solo en el artículo 20. Un saludo y muchas gracias.
Gracias a tí Jordi, un saludo.
Es un tema complicado, por un lado es materialmente imposible que un docente elabore todo el material para 18-20 horas semanales de clase, en la mayoría de ocasiones dando muchas asignaturas diferentes, a menos que se dé una sola asignatura sin apenas cambios durante un periodo suficiente de tiempo.
Además debemos contemplar actividades variadas, adaptaciones curriculares…
Por otro los gobiernos no para de cambiar el curriculum y las propias asignaturas.
Y para más INRI, la iglesia controla la mayor parte del negocio de los libros de texto y sus pingües beneficios.
Mi propuesta sería mirar a países como Francia, donde el precio de los libros de texto es bajísimo y hay uniformidad en los criterios, no solo en cuanto a los libros, sino, por ejemplo, a la plataforma informática de gestión del alumnado.
Yo misma he hecho libros que en un año se han quedado obsoletos, y el tiempo y energía para crearlos ha sido brutal, nada que una persona con un mínimo de amor propio debería hacer.
La obligación de crear materiales equivale a que un director de teatro, escribiera, tradujera, adaptara, dirigiera, actuará, cobrará entradas, vendiera palomitas, hiciera los decorados y los vestidos, pusiera las luces y el sonido… a 7 obras de teatro naturales cuyo público, en la mayoría de los casos no quiere estar ahí, y aún así, la mayoría lo hacemos en mayor o menor medida. Porque, aunque nos pese, es una tarea con la que la mayoría disfrutamos.