Legislación educativa para docentes

De siempre me ha preocupado, más allá de la burocracia inútil a la que se obliga a los docentes y equipos directivos por parte de la administración, la falta de conocimientos legales acerca del propio trabajo profesional. Me preocupa también porque, a diferencia de otras empresas, en el caso de docentes cada vez hay menos afiliación de los mismos (por diferentes motivos) a sus sindicatos. Sindicatos que, por cierto, disponen de su propio servicio jurídico y que, por si alguien no lo sabía, te atienden en primera instancia tanto si estás afiliado con ellos como si no. Otro tema es que después, en caso de verte necesario de contar con asistencia letrada, la misma sea gratuita para ti o no en función de si estás pagando la cuota con ellos. Aprovecho para deciros que yo sí que estoy afiliado a un sindicato. Que he pasado por otro antes de llegar al que estoy y que creo que todos los docentes deberíamos estarlo. Es que lo de criticar, por mucho que haya muchas de sus actuaciones criticables, está bien solo si sabes qué hay. Y por ahorrarse poco más de cien euros al año y estar totalmente desprotegido frente a los desmanes de algunos, que pueden afectarte en tu trabajo, no vale la pena ahorrárselos.

Por si no lo sabíais, como docentes (estoy hablando de los que trabajáis en la pública, ya que en la concertada se trata de establecer un pleito contra una empresa privada) podéis llevar a vuestra administración gratis ante los tribunales. Sí, podéis representaros a vosotros mismos y al estar pleiteando como funcionarios, tenéis ese derecho reconocido legislativamente. Seguramente muchos de vosotros no lo sabíais, pero es así. Y eso lo marca esa normativa tan desconocida para muchos.

Estamos hablando mucho de pedagogía y jamás hablamos de cuestiones legales. Cuestiones legales que afectan al día a día, no solo vuestro como profesionales del ramo. También afectan a ese alumnado al cual le dais clase. Sería imprescindible que todos los que somos docentes nos leyéramos la ley orgánica que nos afecta, el currículo de nuestra asignatura e incluso, las instrucciones inicio de curso que publican algunas Comunidades Autónomas. Y que, en lugar de quejarnos tanto en las redes sociales acerca de ciertas cosas, las lleváramos ante los Tribunales. Los jueces saben de justicia. Nosotros sabemos de educación. Ellos son los que tienen que dirimir acerca del incumplimiento de ciertas cuestiones. Entre ellas, una de las más habituales, es tanto el uso de herramientas tecnológicas que ponen en riesgo la privacidad del alumnado como el dar clase a más de la temperatura que marca el Real Decreto de las condiciones laborales que se han de cumplir. Que, por cierto, no dice que no pueda trabajarse a más de una determinada temperatura. Dice que no puede trabajarse más de cierto tiempo en unas determinadas condiciones. Vale tanto para cuando se os estropea la caldera en vuestro centro como cuando no veis la diferencia entre lo que está sufriendo un pollo lanceado y que se mueve mientras se asa y lo que estáis sufriendo vosotros.

No debemos ser expertos en legislación educativa. Sí que debemos conocer la legislación educativa más básica. Más que nada porque, al final, siempre hay cosas que nos afectan y otras que creemos que son legales que distan mucho de serlo. Ayer hablé en Twitter de la obligatoriedad que imponen algunos directores de que asistáis todo julio a vuestros centros educativos para, simplemente, ejercer su poder y que os toquéis vuestras partes a dos manos. No es legal. En julio se está a disposición de la administración. Y no puede acudirse al centro educativo para simplemente pasar el rato o porque el director de vuestro centro crea que dirige una plantación sureña de algodón. Un detalle, dentro de la función de inspección educativa no está la de obligaros a ir al centro en julio salvo que, dentro de sus atribuciones, haya un caso concreto que deba solucionarse. Y siempre son casos individuales porque, por si no lo sabéis, las funciones de inspección están muy claras en la normativa. Una normativa que no incluye el control horario de los docentes. Eso es algo que depende del director del centro por sus atribuciones como jefe de personal. Y si se incumple el horario de forma repetida, sin hacer caso a las exigencias de que lo cumpláis por parte del director de vuestro centro, entonces sí que interviene inspección.

Estamos tan acostumbrados a ver ilegalidades en los centros educativos que pasamos de todo. No debería ser así. Hay normativa que se incumple sistemáticamente. Hay burocracia tan inútil como poco productiva. Hay tanta descoordinación porque nadie planifica las reuniones con un orden del día que, al final, como más reuniones se tienen en un centro educativo, más descoordinado es el mismo. Y ya si algún día alguien empieza a denunciar los cientos de plazas que se dan a dedo por parte de demasiados directores catalanes mediante entrevistas en las que están obligados a llamar a tres pero a dos ya les dicen que no hace falta ni que vayan porque ya tienen a su candidato, creo que se le acabarían las ganas de hacer tonterías a más de uno.

Los docentes necesitamos con urgencia un curso de formación de obligada asistencia, impartido por abogados y juristas, para desarrollar mejor nuestro trabajo. Cumplir la legislación es sano. Más aún saber qué legislación nos afecta. Y la legislación no es lo que dice uno en las redes sociales o una noticia en prensa. La legislación es lo que dice la normativa oficial, con su prelación de leyes correspondiente. Aquí mucho perder el tiempo en un máster para el profesorado de Secundaria o cuatro años para sacarse Magisterio y ni una asignatura sobre el marco legal que afectará al momento en que se entre en el aula.

No sé si me he explicado pero, estoy convencido de que conocer más acerca de la normativa nos hará mejores profesionales. Al igual que la praxis docente no debe de ir por separado a los conocimientos que se tienen, tampoco puede uno vivir al margen de la normativa que le afecta. Incluso que, en ocasiones la misma sea totalmente surrealista. Quizás necesitamos menos leyes y burocracia y más directrices claras. Ya sé que pido mucho, pero siempre queda la opción de que nadie, de los que tiene en sus manos esos redactados, me lea. Y actúe en consecuencia.

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2 comentarios

  1. Prácticamente al 100 % de acuerdo en tu escrito, solo apuntar que en Máster del Profesorado sí que me tocó en su día una asignatura (bastante extensa, por cierto) de Organización de centro donde se trataba con profundidad sobre legislación (Reales decretos, decretos, órdenes, etc.).

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