Los que me conocéis un poco o, simplemente, aquellos que hayáis tenido curiosidad por abrir el menú de “colabora” que aparece en la página superior del blog cuando lo veis desde el ordenador o esas tres rayitas, al lado del logo y del nombre, que aparecen en vuestro dispositivo móvil, que permite acceder a todos los menús que se ven directamente en el ordenador, ya sabréis cómo podéis colaborar conmigo.

Aclaro antes de reproduciros, a los que no habéis sabido encontrarlo o, simplemente, no lo habéis abierto jamás, qué pone ahí que JAMÁS voy a venderme por un plato de lentejas, modificar mi opinión porque alguien me dé cosas o, cambiar mi manera de escribir por las consecuencias que pueda tener el hacerlo. Otra cuestión es que, conforme me estoy haciendo mayor, cada vez tiro más de artículos en los que intento aportar evidencias e investigaciones. Sin obviar, claro está, las múltiples propuestas que hago por aquí. Lo digo para aquellos que siempre dicen que no propongo cosas. Lo sé. Van a seguir diciéndolo. Qué le vamos a hacer. Tampoco me preocupa demasiado.

Antes de empezar, me gustaría deciros que, en ocasiones, me apetece escribir cosas en sentido irónico. El artículo que escribí ayer por la tarde (enlace), etiquetado con la palabra “ironía” era una auténtica cafrada pedagógica pero, demasiado parecida a lo que algunos nos están vendiendo desde determinados púlpitos. Y que algunos se puedan haber creído que era serio tiene muchas implicaciones. Pero bueno, hay gente que considera serios a determinados grupúsculos y personajes que, mediante cuentas anónimas en las redes sociales, se dedican a decir auténticas patochadas y a insultar a quienes no piensan como ellos, haciendo alarde de ser unos acosadores, más conocidos por el concepto bullies, de manual.

Pero ya se me ha ido la pinza. Voy a deciros qué dice en esa pestaña de colaborar. Y ya sabéis, siempre intento, dentro de mis posibilidades, echar una mano a los que, en alguna ocasión me habéis pedido opinión o ayuda, en lo que sé porque, al final, para mí la colaboración debe darse siempre en ambos sentidos.

Pues bien, antiguamente había la posibilidad de que hubiera autores invitados. Ahora no quiero pringar a nadie. Menos aún porque escribir aquí haría que le pudieran relacionar conmigo. Estoy demasiado vetado por muchas organizaciones (des)educativas y administraciones para que nadie se deba ver mezclado con un impresentable como yo. Así pues, una opción de colaborar que se va al garete. No es por mí. Yo ya soy un apestado en muchos sitios. Lo que no querría de ninguna manera es que nadie se viera salpicado por los vetos que llevo a cuestas. Ni que le pudieran decir que, por escribir en mi blog, tiene que estar de acuerdo en bloque con lo que opino yo. Esto no funciona así pero, visto el control que hacen algunos con quienes comparten o dan “me gusta” a determinadas cosas y asignan, por extensión, un valor a lo que se dice en función de quién lo dice o quién lo comparte, hay un problema. Dan pena pero, por desgracia tienen mucho poder mediático y una horda de adláteres que pueden hacer mucho daño. Por eso he preferido no dejar esa opción de colaboración.

Entonces, ¿cómo podéis colaborar conmigo y con este blog? Pues lo podéis hacer de varias formas:

Podéis comentar los artículos del blog. Sí, se agradecen los comentarios. Ya sé que es más fácil interactuar en las redes sociales pero a algunos aún nos gusta tener esa sensación maravillosa que se tiene cuando te llega un correo diciendo que alguien ha comentado. Sí, a mí me hace muchísima más ilusión que aumentar el número de seguidores en las redes sociales u obtener reposts (antiguamente retuits) o me gustas. Raro que es uno. Y sí, respondo a todos los comentarios.

Añado, incluso que seáis unos haters o trolls del copón, comentad. Se agradece poder reírme mientras voy leyendo vuestros comentarios. En las redes sociales a algunos os tengo silenciados. No pincho ni corto nada en las mismas. Hay algunos que dan mucho valor a las tonterías que se dicen en las redes sociales o a las métricas que, por haber participado en un premio, ser nombrado el cafre del año pro una entidad bancaria (bueno, el mejor profe) o lamer las botas de algún pedagogo con ínfulas, tienen. Y son muy irrelevantes. Especialmente en esa vida que empieza una vez se desconecta uno del móvil.

También podéis suscribiros al blog. Es gratis. En cada post, a la derecha, poniendo vuestro correo electrónico, podéis suscribiros. Así os llegan los artículos y podéis desmenuzarlos para haceros sangre o sentiros a gusto. Da igual la opinión que tengáis de lo que escribo (que, en ocasiones trasladáis, sin conocerme de nada, a mi persona). No te pierdas ser uno de los primeros en poder criticarme. Es que sé que algunos estáis esperando la mínima oportunidad para hacerlo. Incluso rebuscáis en si esa coma se ha puesto donde tocaba.

Me he dado cuenta de que sois casi 9.000 los que recibís diariamente mis artículos. Eso sí, recordad que os puede aparecer en la pestaña de spam y que, normalmente al publicar por la mañana, podéis ir a vuestros centros de trabajo bastante cabreados después de leer alguno de ellos. Así que os recomiendo moderación. Esa que yo no tengo escribiendo artículos como si no hubiera un mañana. Qué le vamos a hacer. Me gusta escribir. Y me gusta hacerlo sobre temas educativos. Es de lo poco que sé alguna cosa aunque, como ya he dicho en más de una ocasión, tengo que empezar a ponerme las pilas con un blog de paellas y horchatas. Bueno, de arroces con cosas y horchatas. Todo se andará. Ahora que tengo abandonado X, por usarlo solo para publicar lo que escribo aquí, tocará quizás darle esa oportunidad que siempre quiero dar a Instagram. El otro día le dije a alguien que empezaría a hacer vídeos cortos. Ya veremos. Seguro que sería empezar pero, por ahora, sigue causándome algún recelo.

Como ya veis no todo es dinero en esta vida. Otro tema es que queráis dar dinero para mantener los proyectos que estoy llevando a cabo o para mantener este blog. Si queréis hacerlo, lo podéis hacer adquiriendo cualquiera de mis libros. Ahora quizás no volvería a escribir ninguno de los dos primeros libros que publiqué. Pero no porque me arrepienta de haberlos escrito. Simplemente porque todo tiene sus tiempos.

Por cierto, los libros que he comentado antes, también los podéis descargar, en formato electrónico, de forma gratuita (o poniendo la cantidad que queráis para su descarga), salvo el último en el que se recopilan los artículos del blog en un tocho de más de 800 páginas, aquí. Así que ya veis que, para aquellos que digan que solo busco comprarme mi segundo Ferrari y mi cuarto yate, se les cae el argumento. Si ni tan solo he aceptado ninguna propuesta de las editoriales, que me pagaban una pasta, por hacer un libro con ellos. Permitidme reconocer que alguna vez he hecho algo por dinero pero, soy tan gilipollas, que casi siempre lo que hago me acaba costando dinero a mí.

Y sí, también podéis donar, invitándome a horchata, de forma puntual. Un detalle… el modelo de donaciones, al menos en nuestro país, es un modelo fallido. Todo el mundo está dispuesto a dar un like pero, eso de tocar el bolsillo… creo que, aquí mucha discusión y crítica de algunos con los catalanes y hay mucho ADN catalán repartido por ahí. No os lo toméis a mal. Sé que está el tema muy mediatizado pero, al final, creo que debemos podernos reír de todo. Especialmente de estas cosas que no hacen daño a nadie salvo, claro está, cuando se empeñan en siempre hacer chistes de lo mismo. El agotamiento en el humor también existe.

¿Otras formas de colaborar? Pues enviándome (contactar) cosas que suceden en vuestra administración educativa o vuestro centro. O hablándome acerca de cosas que os gustaría que leyera o escribiera, de forma anónima en el blog. O, simplemente, contactando conmigo para explicarme cómo se reproduce el ballenato del Mediterráneo. Todo para mí es interesante. No solo me interesa la educación. Y prometo responder. Aparte de la pestaña del blog que ya os he enlazado, también os doy mi correo ([email protected]). Mi teléfono ya es otro cantar. Es que me quiero mucho. Ah, también me podéis hacer llegar cosas por los mensajes directos de X (enlace) o los mensajes privados de la página de Facebook (enlace).

También, aunque no os lo haya dicho, no me importa que copiéis mis posts. Están para eso con la licencia Creative Commons. Eso sí, no cuesta nada decir el nombre del interfecto que lo ha escrito. Os lo agradecería. No por nada. No por que me importe que se comparta lo que escribo. Pero es que me hace ilusión saber que la gente me lee. Un poquito de ego es inevitable.

Animaos a colaborar de alguna manera. Por cierto, y ahora dirigiéndome específicamente a aquellos que “quieren que tenga un accidente” sin conocerme de nada, más allá de las cosas que puedo soltar por aquí, si me lo pedís os envío una foto que puede ampliarse hasta la saciedad para que podáis quemarla, ponerla en vuestro saco de boxeo o en vuestra diana de dardos. Y sí, de mi perfil malo. Qué demonios, no tengo perfil malo.

Hoy me toca ITV. Es de esos días en los que, por desgracia, falto de inspiración, toca reaprovechar cosas. Y, a pesar de querer hacer una transcripción literal de esa página que aparece en el menú del blog, me ha dado por redactarla haciendo algunos cambios. Ayer, por cierto, ya recibí mi vocación. Lo mejor de mi profesión. Lo mejor de cualquier profesión.

Mis libros/Donar

Os recuerdo que tenéis la posibilidad descargaros mis libros en formato digital, a partir de cero euros, desde el botón de arriba. Y que, tanto donando en los tres libros que llevo escritos una cantidad, como haciéndoos con el ebook recopilatorio de los artículos publicados de 2023 (en este caso no es posible la descarga gratuita), ayudáis a mantener este blog y otros proyectos que, seguramente, perpetraré este año.

También os informo que tenéis un canal de WhatsApp (aquí), en el cual no compartís ningún dato personal (no, no se comparte vuestro número teléfono, ni tampoco vais a ver el mío), en el que podéis recibir todos los artículos que estoy publicando.

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