No entro en Twitter (X) salvo para contestar los mensajes directos que algunos me envían. Me he alejado de dimes y diretes, con muy mala leche, en los que determinados personajes, que se ha demostrado que no pintan nada ni son la legión que venden, se pasan el día insultando y haciendo pantallazos de lo que dicen ciertos docentes. No me apetece. Es un lugar que se ha convertido en algo inhóspito para mí. Especialmente inhóspito desde que algunos, por desgracia, abocan su frustración personal ahí y azuzan a su jauría cuando alguien no es de los suyos. Eso sí, cuando te llega algo por DM y se merece ser comentado, no puedo menos que hacerlo en este espacio personal.
Me ha llegado esta mañana la siguiente viñeta de uno de los tipos por los que me largué de X. Una viñeta en la que habla de la implicación de Pilar. De la necesidad de que existan Pilares en los centros educativos. Docentes que se dediquen, en cuerpo y alma, más allá de su horario y deberes encomendados, a su profesión. Implicación que se da porque «lo siente y necesita más». Bueno, en algunos centros es porque gracias a esa implicación consigue mantener su plaza. Algo sangrante en la pública catalana o en los centros privados.
¿Es lícito lo que hace Pilar? ¿Debe suplir las carencias de la administración? ¿Debe dedicar toda su vida al centro en el que trabaja? ¿Es una decisión que atenta contra los derechos laborales de sus compañeras? Son preguntas que deben responderse. Especialmente porque en cualquiera de ellas está la respuesta a la existencia de Pilar.
Yo, personalmente, me quedo con una respuesta (también en formato viñeta) a la viñeta anterior.
Es que… sabéis lo que me preocupa… que nadie se plantea dibujar a una Pilar como cajera del Mercadona, conductora de autobús o, simplemente, limpiadora. ¿Os imagináis que alguien dibujara a una limpiadora y dijera que «limpia más baños de los que le tocan fuera de horario de gratis» o «se ha ofrecido a cambiar los pañales de los hijos de los que la contratan»? Entonces, ¿por qué hacerlo con una docente? ¿No tenemos los mismos derechos que el resto de trabajadores a tener una jornada laboral determinada? ¿No tenemos derecho a hacer nuestro trabajo? ¿Tan poco vale nuestro trabajo que podemos darlo altruistamente o nos gusta tanto que nos debemos a él, detrayendo tiempo de nuestra vida?
Pero bueno, puedo estar equivocado. Seguro que, tal y como plantea el de la viñeta original, si todos fuéramos Pilar la educación funcionaría mejor. Y si además no se queja, permite que le pongan argolla en el cuello y la azotan continuamente, muchísimo mejor.
Qué hartura. Tener que defender a estas alturas ciertas cosas es de traca. Bueno, mucho peor es que haya compañeros y compañeras (como el autor de la viñeta original) que defiendan ciertas cosas y las exhiban como mérito profesional.
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No puedo estar más de acuerdo contigo, Jordi.
Por cierto, al de la viñeta: menos dar coba al sistema y más aprender a utilizar correctamente los imperativos. Especialmente para decir NO cuando hay que hacerlo.
Saber decir NO es uno de los aprendizajes imprescindibles para esta sociedad.