Destinamos mucho esfuerzo a ciertos debates educativos. A intentar argumentar acerca de algo que, simplemente, es de una determinada manera, según evidencias, investigaciones y observación directa del aula. Y seguimos perdiendo el tiempo justificando o intentando justificar, de forma más o menos vehemente, ciertas cosas que no necesitan ser justificadas. Cosas que algunos interesan manipular y retorcer a su antojo para entrar en falsas dicotomías o no perder su falsa aura cuando, al final lo que dicen es totalmente irrelevante.
Ayer leí una nueva investigación que, además de desmontar los estilos de aprendizaje, dice que los mismos perjudican al alumnado. Se trata de «Beware the myth: learning styles affect parents’, children’s, and teachers’ thinking about children’s academic potential«, donde se va un paso más allá del mito y se confirma lo que muchos ya sabíamos: creer en los estilos de aprendizaje y basar determinadas actuaciones en el aula partiendo de ese mito hace que, por desgracia, el potencial académico de nuestro alumnado se reduzca. Así pues, otra prueba más de que el DUA, basado en este mito, tal y como dicen sus defensores, es algo que perjudica al alumnado. Más allá de que sea más o menos bonito el planteamiento o permita que, de forma muy curiosa, algunos se saquen mucho dinero vendiéndolo como algo imprescindible para la inclusión educativo.
Otra cosa incuestionable es que inclusión no es integración. Meter a todo el alumno en las aulas según su edad fisiológica, sin plantearse sus necesidades específicas y sus discapacidades, no es inclusión. Es integración. Y querer eliminar los centros de educación especial es atentar contra las posibilidades y necesidades de determinado alumnado. Por tanto el debate de meter más recursos en la escuela para atenderlos, dentro de un aula donde los marginan con el pretexto de atenciones individualizadas, es ir en contra de ese alumnado. Por tanto no hay debate posible.
Va, sigo con otro tema en el que no puede haber debate: el tema de los móviles en el aula. Los móviles, según todas las investigaciones y realidades de aula (va, según el 99% de investigaciones y el 99% de los docentes, incluyendo a un porcentaje altísimo del alumnado) perjudica el aprendizaje. No solo perjudica el aprendizaje. Aumenta los problemas que se dan en los centros educativos. Reducir o prohibir ese uso hace que, en los centros en los que lleva años haciéndose, se haya mejorado, tanto el ambiente escolar como los resultados académicos del alumnado. Y no hay discusión posible.
Voy a seguir con otro tema que también es incuestionable. Mayores ratios implican menos aprendizaje, más disrupción y menos posibilidades para el alumnado más vulnerable. Añado a esto que hay alumnado al que le va a ir igual de bien estar en un aula u otra o, simplemente, tener a un docente u otro o dar más o menos materia. Incluso le va a dar igual que sus compañeros no dejen dar clase. Ese alumnado tiene un apoyo familiar brutal, a nivel socioeconómico, que hace que sea irrelevante lo anterior. Eso sí, permitidme matizar, el aumento de clases particulares, que permiten a este alumnado seguir disparado en sus aprendizajes, es culpa de las políticas comprensivas y la permisividad/tolerancia a determinadas actitudes en el aula.
En los centros educativos que más se aprende son aquellos en los que hay menos alumnado disruptivo. Y son los centros educativos en los que el aprendizaje, especialmente del alumnado más vulnerable o del que más le cuesta, aprenden más y llegan mucho más arriba en sus expectativas. Una política de tolerancia cero ante determinadas actuaciones del alumnado es clave para mejorar, tanto el ambiente de un centro educativo, como los resultados de su alumnado.
Hay cosas en educación que van antes que otras. Hay aprendizajes memorísticos que deben realizarse porque, dicha memorización, ayuda a la asimilación, en un futuro, de aprendizajes más complejos. Repetir tareas para afianzarlas es positivo.
En las aulas no hay sesgos de aprendizaje por raza, religión o sexo. Hay sesgos de aprendizaje por nivel socioeconómico y bagaje cultural de las familias. Leer en casa con tus hijos favorece su aprendizaje. Hablando de leer. No se debe impedir que ningún alumno empiece a leer cuando le apetezca y, hasta los seis/siete años, todas las investigaciones dicen que no hay que preocuparse por si ese alumnado todavía no sabe leer.
Las familias más implicadas en el aprendizaje del alumnado y las que más acuden a los centros educativos a hablar con los tutores motu proprio son, en la mayoría de ocasiones, las que no necesitan hacerlo. En las AMPA, por cierto, participan una minoría de las familias.
Hay centros educativos que segregan al alumnado por cuestiones económicas. Tener más dinero, como he dicho antes, no implica que el alumnado aprenda más, pero sí que ese dinero hace que pueda ser más factible el poder recibir ayuda si le van mal los estudios.
El alumnado español no está aprendiendo inglés. Cada vez se dan más horas de inglés y la mayoría del alumnado, salvo el que va a clases particulares o ha ido al extranjero, en estancias o a estudiar un curso completo, no lo habla correctamente en segundo de Bachillerato o al acabar un ciclo formativo de grado medio. Esta es la realidad. Y una de las causas por las que se sale sin aprender inglés es porque no hay grupos de nivel. Sí, ya me podéis lapidar. Solo se puede aprender un idioma extranjero si los grupos se hacen según niveles y, como he dicho siempre, totalmente permeables entre ellos.
Gestionar de forma privada la selección de docentes no hace que dicha selección sea mejor que la realizada mediante un proceso de oposición. Que los directores puedan seleccionar a sus docentes no hace que esos docentes seleccionados sean mejores que otros.
Cada vez hay más docentes de la pública que llevan a sus hijos a centros privados, normalmente concertados. Es algo que no puede debatirse porque es una realidad. Y esto tiene muchos problemas intrínsecos. Ojo, no estoy cuestionando en ningún momento la libertad de ninguna familia de decidir, dentro de lo que permite la ley, un tipo de centro u otro, ni tampoco estoy defendiendo el modelo de enseñanza privada subvencionada (conciertos). Estoy diciendo que algo falla en la pública para que esto suceda cada vez más habitualmente.
Hay un exceso de asignaturas (bueno, ahora llamadas materias) y la defensa de su existencia se basa más en intereses corporativos que en las necesidades reales del alumnado. No conozco a ningún colectivo de docentes de una determinada asignatura que no diga que su asignatura es imprescindible. Bueno, yo soy muy crítico con la mía pero, como he dicho siempre, soy rara avis.
Hay centros educativos públicos y privados inflan las notas de su alumnado, que llega dopado a la Selectividad (bueno, la EBAU). Y, según los datos que tenemos, hay públicos que las inflan mucho y privados que también. Tiene que ver más con el centro que con la titularidad del mismo. Por cierto, tener una EBAU diferente y contenidos diferentes en Bachillerato según autonomías, perjudica a determinados alumnos de determinadas autonomías a la hora de tener su plaza en la Universidad. Añado. Lo de las notas de corte, cada vez más altas, es algo que ya está al margen de cualquier sentido común. Tener un 12 o tener un 12,1 no implica que uno pueda ser mejor ingeniero nuclear que otro.
Es muy fácil tener un título universitario si tienes dinero. Hay cada vez más universidades privadas y una mayor oferta de pay for title. Otra cuestión es que, al haber aumentado la oferta de universidades privadas, cada vez encontramos más títulos universitarios que se ofrecen en las mismas con mayor calidad. ¿Cómo sabemos si una universidad es buena o mala? En el caso de Medicina, por ejemplo, lo tenemos muy fácil (o lo deberíamos tener muy fácil): en función de las notas que sacan en el MIR el alumnado según universidad de procedencia. Relacionado con lo que comento en este párrafo, hay algunos títulos que se ofrecen en universidades públicas en los que no se aprende nada y se regalan los mismos con muy poco esfuerzo.
Querer que el alumnado aprenda no es ir, tal y como dicen algunos machaconamente en ciertos medios o en las redes, en contra de los derechos humanos. Apostar por el esfuerzo no es perjudicar al alumnado más vulnerable. Romper o negar la existencia del ascensor social solo lo hacen quienes, aunque de boquilla digan otra cosa, les va bien mantener el statu quo. Especialmente si no les tocan su chiringuito o ese discurso, mediante el cual tienen más ego o les permite vender ciertas cosas.
El modelo de formación, tanto inicial como continuo, de formación del profesorado, no funciona. Se hace mucha formación irrelevante. El máster de Secundaria es un pago extorsionador para poder ejercer que, como todos dicen (salvo cuatro) y se demuestra a poco que alguien revise qué se hace ahí, no sirve de nada.
La verdad es que un simple artículo acerca de cómo creer en los estilos de aprendizaje perjudican el aprendizaje del alumnado, me ha llevado a desarrollar algo como lo que habéis acabado de leer. Me he dejado muchas cosas en el tintero. Muchísimas. Eso sí, lo que quiero que os quede claro es que hay cosas (no solo) en educación incuestionables. Y hay debates interesados, que se repiten cada cierto tiempo, que solo benefician a los que siguen queriendo vivir de marear la perdiz.
Por fin es viernes. La verdad es que lo agradezco ya que esta semana he acabado bastante cansado. Más de lo que debería estarlo. Y, el problema es que, aunque cada vez crea (por necesidad de creerlo) que estoy mejor, mi cuerpo me recuerda que estoy jodido y que ya no voy a estar, como estaba, nunca más. Es lo que tienen las creencias frente a los hechos. Que se desmontan tan solo que alguien se dedique a ver, leer y observar sin filtros. O a analizar, de forma desapasionada y objetiva, qué le está pasando.
Bibliografía
Sun, X., Norton, O., & Nancekivell, S. E. (2023). Beware the myth: learning styles affect parents’, children’s, and teachers’ thinking about children’s academic potential. npj Science of Learning, 8(1), 46. https://www.nature.com/articles/s41539-023-00190-x.pdf
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Gracias por expresar el sentir de muchos profesores.
De acuerdo con casi todo, como siempre. No digo todo porque siempre hay cosas en las que se puede puntualizar o veo de difícil resolución.
De cualquier modo, cuando se habla de «estas cosas que pasan en el aula» me acuerdo siempre de un artículo de El País de hace años en el que hablaban del que entonces fue el mejor instituto de España y que estaba al nivel de los de Singapur o Finlandia en las pruebas de PISA.
Supongo que la periodista buscaba una metodología innovadora Dios-sabe-lo-bonota-que-es y estudiantes felices y motivados por lo divertidas que eran las clases. Se encontró silencio.
https://elpais.com/politica/2016/12/10/actualidad/1481392768_269847.html
Un saludo.
El problema para algunos es que los datos dicen que, curiosamente, el mejor aprendizaje para el alumnado y, de paso, la mejor motivación y felicidad por las metas que van a conseguir, se dan en lugares donde no se han abrazado ciertas cosas. Y eso, cuando sucede, siempre dicen que son casos aislados. Pero es que siempre son casos aislados.
Por favor Jordi, que creo que pensamos 100 % igual… habla un día de la burocracia… entre tú y yo: “puta burocracia”.
Los agricultores se quejan de la burocracia, los investigadores se van a Arabia por la burocracia… y los docentes ¿para cuando?
Eres acertado en casi todo, bajo mi punto de vista y dando un margen de error.
Llevo 35 años de profesor y he sido 17 años director…
He hablado en varias ocasiones del lastre de la «burrocracia» educativa. Algo que, al menos para mí, es uno de los principales problemas de nuestro sistema educativo. Eso y la falta de una evaluación sistémica.