Reconozco que soy muy crítico con ciertas cosas que están sucediendo en el ámbito educativo, centrándome en muchos casos en la etapa que mejor conozco, que es para mí, Secundaria. No obvio tampoco, como he dicho en más de una ocasión, el hablar de la etapa en la que se fraguan casi todos los problemas educativos. Una etapa, Primaria, en la que siempre he dicho que deberíamos intervenir más porque, tanto ahí como en Infantil (esa gran olvidada), es donde se van a poder paliar determinados problemas futuros.

Eso sí, a diferencia de aquellos personajes cuyo único objetivo es la crítica gratuita a los docentes, especialmente a los de Secundaria, a mí sí que me apetece hacer una reflexión en voz alta acerca del siguiente post (antaño tuit). Un post que, al menos a mí, me parece muy interesante porque nos obliga a dejar de centrarnos en lo malo para hablar de lo bueno en educación. Un bueno que también existe.

Fuente: https://twitter.com/juanjperezamil/status/1760324150156034526

Como he dicho al principio, tanto en este blog como antaño en X (ya me he acostumbrado al cambio de nombre), estoy hablando cada vez de cuestiones más técnicas, basadas en investigaciones y evidencias, mezcladas con determinadas reflexiones en voz alta acerca de lo que, según mi opinión, está sucediendo en el ámbito educativo. No dejo de ser crítico con aquellos gurús que venden pelo a los calvos o con los que, como único argumento está el insultar a quienes no piensan como ellos. Me ahorro nombres pero si, por desgracia naufragáis por las redes sociales, ya podréis conocerlos fácilmente. Los conoceréis tanto por su crítica a quienes no piensen como ellos como por el uso de discursos, apelando a ciertas cosas, en lugar de poner argumentos sobre el tapete. Pero bueno, ellos viven de eso o, simplemente, les satisface moverse en fangos porque no saben moverse en otros lugares.

También soy muy crítico con las cosas que no funcionan en educación. Lo soy también, tanto con determinadas modas como con la existencia de determinado alumnado, profesorado y familias. Alumnado, profesorado y familias que son una auténtica minoría porque, al final, la mayoría de la comunidad educativa es fantástica. Y eso es algo que creo que me falta repetir en más ocasiones.

El alumnado disruptivo en las aulas es minoría. Eso sí, esa minoría hace muchísimo daño, especialmente a sus compañeros. En Secundaria, al igual que sucede en un cesto lleno de manzanas, es muy fácil el perder toda la cesta por culpa de no haber actuado correctamente con aquella manzana podrida. ¿De verdad estás comparando a personas con manzanas? No. Estoy estableciendo un símil. Un símil que, como he dicho siempre, algunos van a usar para criticar este artículo. O cualquiera que pudiera haber escrito. Es lo que tiene tener un pequeño club de fans que buscan el mínimo resquicio para poder criticar lo que escribo, normalmente pseudomencionándome en las redes sociales o en sus grupos (no tan) privados de WhatsApp.

Que el alumnado que da problemas, muchas veces con situaciones de partida complicadas (o sin ellas ya que también hay alumnado con posibles muy consentido a nivel familiar), sea puesto siempre como ejemplo de todo el alumnado no es de recibo. Son muy pocos los alumnos problemáticos. Son todavía muchos menos los que agreden al profesorado. Al igual que el caso de las familias. La mayoría son fantásticas y colaboradoras. Pero, como bien sabéis, se vende más el hablar de ellos que de la inmensa mayoría de fantásticos chavales que tenemos en Secundaria. Hablo de Secundaria pero es totalmente extrapolable a etapas anteriores.

En educación tenemos todos (me incluyo) el síndrome Securitas Direct. Necesitamos una alarma con urgencia porque, por lo visto, van a ocuparnos la vivienda cuando salgamos a comprar pan, van a entrar, nos van a amordazar y nos van a dar de palos mientras nos roban hasta la ropa interior de marca que tenemos guardada para ocasiones especiales. Sabemos que los datos nos indican que no es así pero, como siempre, tenemos al amigo del amigo de otro amigo al que, por lo que se ve le han dicho que han entrado a robar en esa casa, que cambia cada vez que se cuenta la historia de ubicación. Algo que, como he dicho, es totalmente extrapolable a la educación. Y a la necesidad de generalizar lo malo en lugar de contenerlo en su justa medida.

El alumnado de Secundaria, en líneas generales, son buenos chavales. Ni mejores ni peores que lo que fuimos nosotros. Viviendo, por desgracia, en un contexto social y, por contagio, educativo, que no va a facilitar, ni su futuro ni su presente. Un alumnado sometido a la tiranía de las redes sociales, a la pérdida de privacidad visto como algo habitual (¡mirad las colas para conseguir cuatro euros vendiendo la privacidad en forma de iris!) y a mucho bombardeo mediático. Es decir que lo tienen muy mal y además el contexto no ayuda.

No es que el alumnado de Secundaria esté peor que el de antes. Antes, por desgracia, no nos fijábamos en aquel alumno que abandonaba los estudios a los catorce, después de ir alternativamente a clase desde los doce. Nos fijábamos en los que nos acompañaron, especialmente si seguimos estudiando, a lo largo de nuestra vida académica. Además nos juntábamos cada vez con grupos más filtrados, al igual que los que no seguían estudiando. Tenemos un sesgo de visión que, como he dicho en más de una ocasión, puede perjudicarnos el ser objetivos.

Ahora el problema que tenemos en Secundaria no es que el alumnado sean malos chavales. No creo tampoco que hayan aumentado los casos de bullying (otro tema es que se denuncien y publiciten más). Estoy convencido de que tampoco ha aumentado el número de alumnado con necesidades educativas especiales, lo que pasa es que hoy hay una obsesión por la taxonomización del alumnado. El problema es que nuestra sociedad está implosionando, damos demasiados vaivenes normativos y, por desgracia, estamos todo el mundo desnortados al haber cambiado la concepción de la educación por parte de algunos. Y ese cambio, a quien está perjudicando más es a ese alumnado de Secundaria, que son la mayoría, que podrían ser mucho mejores de lo que son y aprender mucho más. Algo que no van a hacer por culpa de la concepción educativa actual, por la irrupción de determinada ideología pedagógica, muy patente en la LOMLOE (que insisto, ¡es una mala ley a nivel global!) y la necesidad de viralizar y mediatizar demasiadas cosas.

¿Hay algo bueno que pueda decirse de la chavalería que estudia Secundaria hoy en día? Muchas cosas Juan José. Lo que sucede es que a algunos nos gustaría decir muchas más cosas buenas porque vemos, lamentablemente, que hay cosas que no deberían estar pasando y que, al final, acaban perjudicando a esa chavalería, tanto en su presente como en su futuro a medio plazo. Y eso, por desgracia, al igual que sucede en cualquier otro ámbito, debe abordarse para mejorar la vida (no solo académica) de ese alumnado. Algo que hace que algunos, entre los que me incluyo, no hablemos de lo que hay de bueno en nuestro sistema educativo. Algo que incluye a la inmensa mayoría del alumnado, de los docentes y de las familias que intervienen en el mismo o son emisores/receptores del servicio. Gracias por recordarnos con tu post que debemos hablar más de ellos.

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