Una de las cuestiones que siempre son objeto de controversia en diferentes foros educativos es la “repetición de tareas”. En bastantes casos se habla del exceso de tareas totalmente repetitivas para el alumno que, día tras día, tiene que realizar en el aula o en su casa. Sería, por ejemplo, el caso de repetir sumas, restas, multiplicaciones y divisiones hasta la saciedad para, según algunos de sus docentes, mejorar en esas habilidades.
Siempre he sido alguien que he cuestionado la necesidad de realizar tareas repetitivas porque, una vez asumidas las mismas, considero que hay que dar un paso más allá y pasar a otra tarea. A pesar de ello, siempre he sentido la curiosidad, recordando mi época de estudiante, donde las tareas -que, por cierto, en mis centros educativos casi nunca eran obligatorias-, de saber qué hubiera pasado conmigo si no hubiera hecho los cientos y cientos de multiplicaciones, derivadas, logaritmos, raíces cuadradas, ecuaciones matemáticas, etc. Tampoco me queda claro lo que hubiera sucedido si, en lugar de realizar dictados diarios, con copia de cientos de veces de las palabras en las que nos equivocábamos, las capacidades que hubiera tenido a día de hoy a nivel de escritura y errores ortográficos.
Pues bien, según un estudio, titulado «Reduction of Metabolic Cost during Motor Learning of Arm Reaching Dynamics«, que se publicó hace ya unos años en la revista The Journal of Neuroscience por parte de tres docentes del departamento de fisiología integrada de la Universidad de Colorado, parece demostrarse que al repetir tareas, aunque ya se hayan asumido las mismas, la facilidad en hacerlas aumenta de forma considerable. El experimento se basó en el uso de un brazo robótico y, se fue comprobando (mediante la medida del gasto energético de los participantes, relacionando la cantidad de oxígeno que inhalaron y la cantidad de dióxido de carbono exhalado) que, conforme iban realizando esa tarea, la cantidad de energía requerida disminuía. Al final del proceso, consiguieron llegar a una reducción del 20% de gasto energético respecto al inicio del experimento.
¿Cómo relacionamos ese estudio con las tareas educativas? Si consideramos al cerebro como un órgano donde se realizan procesos neuronales y, extrapolamos los movimientos que ejercían los participantes de control de uso del brazo robótico a los procesos neuronales que se realizan cuando un estudiante se enfrenta a una tarea, nos encontraríamos que un aprendizaje más intensivo de una tarea concreta, implicaría un menor gasto que, podría ser destinado a otra tarea superior. Menor esfuerzo en un campo, significaría tener más energía neuronal disponible para otros.
Por tanto, ¿es buena la repetición de tareas básicas? Si nos basamos en el estudio anterior, repetir tareas monótonas pero necesarias para un futuro aprendizaje (cuestiones matemáticas básicas, de redactado o de expresión oral) ayudaría a que en los nuevos aprendizajes, los requerimientos del alumno fueran menores, con lo que la capacidad de absorberlos y asimilarlos se incrementaría en un porcentaje apreciable respecto al alumnado que no haya tenido esas repeticiones de tareas.
¿Se desmonta con el estudio anterior lo innecesario de los deberes repetitivos que se están obligando a hacer a los alumnos en etapas de aprendizaje básico (primaria y primeros cursos de secundaria) que muchos siempre hemos defendido? Necesitaría contrastarlo con más estudios que demostraran lo que se dice en este; aunque siendo la revista científica que lo ha publicado de reconocido prestigio, le confiere a dicho estudio una gran fiabilidad. Y, por tanto, se avalaría el beneficio para el alumnado de los deberes y tareas repetitivas. Ojo, no se está hablando en este estudio de los trabajos grupales. Solo de tareas de repetición. De práctica en los rudimentos más básicos para ser cada vez más eficientes y poder enfrentarse con aprendizajes futuros de forma mucho más sencilla.
Por tanto, en este artículo se demuestra lo que siempre he dicho: debemos estar abiertos a que investigaciones y avances en determinados campos nos puedan cambiar la visión que podamos tener de ciertas cosas. Es bueno no enrocarse en planteamientos pedagógicos inmovilistas porque, cerrarnos en banda lo único que hace es que, por desgracia, no podamos mejorar el aprendizaje que recibe el alumnado.
Eso sí, os insisto en una cosa que ya he comentado en muchas ocasiones… se debe contrastar todo lo que nos llega, por mucho que le supongáis validez o veracidad al emisor porque, al final, una cosa es la interpretación que algunos puedan/podamos hacer y (en ocasiones) otra, muy diferente, la realidad. Por eso, en mi caso, siempre os intento incluir las fuentes en este tipo de artículos.
Bibliografía
H. J. Huang, R. Kram, A. A. Ahmed. (2012). Reduction of Metabolic Cost during Motor Learning of Arm Reaching Dynamics. Journal of Neuroscience 32, 2182.
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Me llamo Samuel Jesús Caballero. Profesor de primaria desde 2000. Mi experiencia me dice que la repetición de actividades facilita la adquisición paulatina de todos los cálculos básicos de sumas llevando, restas llevando, multiplicación por dos o más cifras del 2° factor y por supuesto la división de dos ó más cifras en el divisor. Una tarea que une a la familia en los valores de esfuerzo y constancia. Igual que los deberes en casa. Altamente educativos y que fomentan el estricto seguimento de las pautas de trabajo efectivo. Mis felicitaciones por la publicación.
Muchas gracias por tus palabras y, especialmente, por tu comentario.
Y además considerar una tarea repetitiva o no es algo relativo. Yo les suelo decir a mis alumnos cuando les pongo a hacer ejercicios que cuando se den cuenta de que están haciendo todo el rato lo mismo es que habrán empezando a entender lo que hacen…
Me quedo con lo que dices… «cuando se den cuenta de que están haciendo todo el rato lo mismo, es que habrán empezado a entender lo que hacen». Gracias por tus, siempre interesantes, aportaciones.
Llevo 30 años dando clase en secundaria y cada vez tengo mas alumnos y alumnas con una caligrafía ilegible y con dificultades de cálculo mental (no recuerdan las tablas de multiplicar, no hallan el doble o la mitad de números sencillos, etc). Siempre pensé que es consecuencia de no practicar suficiente mediante esas tareas repetitivas y odiosas, pero, a mi entender, imprescindibles para una buena formación posterior.
Imaginemos la mecanografía. No creo que nadie dudara de los beneficios de saber escribir con mecanografía.
Cuando escribimos a máquina por primera vez, le dedicamos mucho esfuerzo mental a la búsqueda de las teclas, letra a letra (a veces era agotador cuando no lo encontrabas). Por lo que, si tenemos que escribir, por ejemplo, una historia de una página, no podremos estar enfocados en ello al 100% y perderemos en seguida el hilo que queríamos seguir.
Al realizar, por repetición, ejercicios de mecanografía (hasta la saciedad), nos quitamos de la cabeza esa tarea tan grande para dedicarle toda la energía a lo importante. E incrementar muy considerablemente la calidad de nuestra tarea.
Cuando aprendemos la taba de multiplicar, ejercicios aritméticos, la ortografía… hacemos exactamente lo mismo. No podemos esperar que las personas puedan hacer tareas complejas en un tiempo competitivo si cada vez que hace algo nuevo tiene que empezar de cero. En definitiva, si no libera la mente para lo duro.
Eso es lo que planteo en el post: repetir para asimilar mecanismos rudimentarios y poder destinar el esfuerzo a lo importante (que es lo que viene después). Un saludo y muchas gracias por explicarlo tan bien.
En mi opinión la repetición de tareas es necesaria para fijar el aprendizaje. A fin de cuentas es como fijar un hábito.