En los últimos días, aunque no sea usuario de X de forma activa, sí que soy un consumidor de lo que se dice ahí, se ha vuelto a la dinámica de publicar determinadas fotografías de libros de texto, tanto modernos como antiguos para, supuestamente, defender las tesis acerca del nivel académico del alumnado. Estas fotografías, normalmente van acompañadas de comentarios que expresan queja, ironía o, en algunos casos (los menos), satisfacción porque determinadas actividades se adaptan a esa ficción educativa que algunos denominan metodologías activas. Pero, ¿qué implicaciones reales tienen esas fotografías?
Lo primero que deberíamos señalar es que los libros de texto son solo una herramienta más. Lo importante y relevante es el currículo. Desde aquí ya he dicho en más de una ocasión que los libros de texto no son el currículo. Yo no he usado prácticamente nunca libros de texto en toda mi carrera profesional dentro del aula. Lo hice los primeros cursos hasta que tuve la suficiente experiencia y capacidad para ensamblar materiales propios. Bueno, materiales de terceros que compartían por las redes y que adaptaba para mi alumnado. Por cierto, me gustaría hacer un inciso: no es malo usar libros de texto como material de apoyo. Mi época de crítico extremista con ello ya ha pasado y creo que usar libros de texto, especialmente como apoyo para el alumnado más vulnerable y que se pierde más, es una ayuda importante para ellos. Otro tema, como ya he comentado en este párrafo, es que los libros de texto son solo una herramienta que se complementa con muchas otras. En Secundaria, al menos, lo que he visto es a mucho docente que lo usaba, pero de forma transversal y no como biblia. Lo sé. Es mi visión y siempre va a ser subjetiva.
Otro tema relevante es que los libros de texto son muy variados, ya que hay muchas editoriales que los ofrecen, cada una con sus características, contenidos y estilo. Incluso hay entidades, organizaciones y personas, a nivel particular, que ofrecen libros de texto gratuitos. Y nadie te obliga a usarlos. Ni te ponen una pistola en la cabeza para ello. El problema es que, por desgracia, cuando llegas nuevo a un centro en septiembre, con el curso empezado o sujeto a ese programa que obliga a usarlos cuatro años, puedes verte con un libro de texto que no cumple tus expectativas para apoyarte en tus clases. Pero bueno, puedes no usarlo y usar otros materiales. Esto se denomina libertad de cátedra y está reconocido constitucionalmente, tanto mediante el artículo 20 como por múltiples sentencias. Sí, también he hablado de ello aquí. Creo que en este blog ya he hablado de muchas cosas. Algo que debería obligar a replantearme cambiar de temática y empezar a hablar de bivalvos. Pero bueno, incluso que me repita, me apetece seguir reflexionando en voz alta y aportar lo que pueda dentro de lo poco que sé y de lo que, cada día que pasa, aprendo.
Permitidme que siga siendo incoherente en el redactado del artículo lanzando una pregunta, ¿creéis que el nivel del alumnado depende del uso de libros de texto? En mi opinión, no. Lo que sucede es que, al menos en la actualidad, la distribución y viralización de ciertas cosas es muy rápida. Yo puedo colgar imágenes de libros de texto que tengo en casa de los ochenta con actividades muy surrealistas y con errores muy importantes. También puedo hacerlo con libros de texto que están usándose este 2024. Y no creo que esas fotografías me permitan inferir nada. Lo que sí que me preocupa es que se elijan libros de texto que no se hayan revisado previamente. Lo que me preocupa es que haya centros educativos que cambien de libros de texto porque las imágenes de las editoriales han cambiado. Lo que me preocupa es que algunos digan que no usan libros de texto y hagan presentaciones o fotocopias «pirateando» esos libros de texto que tanto critican. Eso sí que me preocupa. Especialmente porque tras las editoriales, que puedo y he criticado en muchas ocasiones, tienen a gente que tiene un trabajo gracias a vender sus libros de texto. Ojo, ello no implica que no pueda cuestionar los precios abusivos que tienen sus materiales, la calidad de ciertos contenidos o su interés en hacer negocio sin ofrecer ningún tipo de mejora en lo que están vendiendo, para cambiar cosas en las que, repito, solo han cambiado un tema o un par de fotografías en todo el libro.
Por último, también me gustaría cuestionar a los que dicen que no se pueden colgar fotos de libros de texto en las redes sociales. Al final, dentro de la libertad, está el que cada uno publique lo que quiera y como quiera. Es que parece que algunos se empeñen en que solo pueda publicarse en las redes lo que ellos digan y, para cuestionar a los que no piensan como ellos, usan sus perfiles anónimos o, simplemente, se dedican a señalar, a nivel personal, a quienes no piensan como ellos. Hay una gran diferencia entre el señalamiento personal y el cuestionar las ideas.
Finalmente, e intentando concluir uno de los artículos más poco argumentados e incoherentes de los últimos tiempos, tan solo remarcar dos cosas: el uso de libros de texto para comparar el nivel del alumnado es una práctica que no refleja la realidad educativa y, volver a poner el punto, muy importante, en que ningún docente está obligado a usar libros de texto. Lo que va a marcar el nivel del alumnado es, tanto el currículo como esas evaluaciones que, en algún momento, alguien deberá hacer del aprendizaje del alumnado. Pero, hasta ahora, teniendo solo PISA como referencia y algunas pruebas internas que se han hecho en algunas Comunidades, los indicadores son claros: el nivel de aprendizaje del alumnado está bajando. Lo sé, para algunos es más importante que sean empáticos, sociables y felices que no que sepan leer y comprender un texto en condiciones. El problema es que, al final, es el alumnado más vulnerable el que va a verse afectado por esa visión acerca de lo que es más prioritario que aprendan.
Y hasta aquí mi charco de hoy. Uno en el que me he metido, motu proprio, sin ningún tipo de nocturnidad ni alevosía. Ni con ningún tipo de ganas de «gresca» más allá de las ganas de expresar mi opinión, personal e intransferible, sobre el tema.
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Buenos días.
Con respecto a los libros de texto yo sería partidario de que se elaborasen unos libros por parte del profesorado que imparte la materia correspondiente, para el uso libre por parte de toda la comunidad educativa.
Para elaborarlos sería necesario liberar, al menos en parte, de carga lectiva a los autores de los mismos.
Claro, eso vale dinero, pero las consejerías de educación correspondientes se lo ahorrarían con creces en becas para libros y en gestión de los programas releeo, etc.
El formato podría ser digital abierto, para que posteriormente cada profesor, en función de sus necesidades, pudiese agregar, modificar o eliminar aquellas partes del libro digital que estimase oportuno en cada curso y grupo de alumnos. La tecnología para realizar esto ya existe.
Un saludo.
Lo que comentas es una propuesta que he planteado en múltiples ocasiones. La tecnología existe. El problema, al igual que con el tema de los anuncios en televisión española (que se quitaron), es que hay una normativa que impide que se pueda hacer competencia desde el Estado a las empresas privadas. Lo sé. Muy surrealista pero es así salvo, claro está, que se declararan los libros de texto como sector estratégico. Un saludo.