El despropósito de los refuerzos de Lengua y Matemáticas

En la ESO tenemos alumnado con problemas, tanto de lectoescritura como de habilidades matemáticas. Y, de forma muy surrealista, la opción que se da, para eliminar esa problemática, es ofrecerles, además de la clase habitual, unas horas de refuerzo de esas materias.

Imaginaos la situación. Alumnado que va totalmente perdido en determinadas materias, que ocupa un asiento escuchando, dependiendo de la Comunidad, entre tres y seis horas (en las que tienen lenguas cooficiales) a alguien que les explica algo que no entienden y que, además de ello, se les obliga a incrementar en dos o tres horas más a la semana, mediante algo que se denomina habitualmente “Taller de Lenguas o de Matemáticas”, su relación con esas materias que no entienden.

A ver si aplicamos un poco de sentido común. Los “talleres” deberían hacerse para el alumnado que va bien en esas materias. Como ampliación y poder dar a ese alumnado que, por desgracia es el gran olvidado del sistema, unos conocimientos y habilidades mucho más amplias en esas materias curriculares. Lo que no puede ser es obligar a que alumnado que no entiende nada esté sentado sin entender nada durante unas horas a la semana y, además, obligarle a seguir estando sentado dando más horas de esas cosas que, por no entender nada, acaban odiando.

¿No sería mucho más productivo que ese alumnado tuviera, en lugar de Matemáticas y Lengua (o Lenguas, en el caso de la cooficialidad) y, además más horas de refuerzo, unas Matemáticas y Lengua que permitieran que, en el futuro pudieran incorporarse a una clase normal? ¿No sería mejor tener grupos más reducidos para ellos? ¿No sería bueno invertir esas horas de “talleres de refuerzo” en poder realizar desdobles, reduciendo ratios y poder atender mejor a ese alumnado antes de que obligarles a que estén calentando silla muchas horas a lo largo de la semana? Además, esas horas, darían para realizar desdobles y poder ofrecer ampliación al alumnado que más puede en esas. Sí, en esos en los que no se piensa jamás.

No es segregación académica. Es personalizar el aprendizaje. O, ¿qué pasa? ¿Solo debemos personalizar el aprendizaje por abajo? Eso estaría bien si funcionara pero, al final lo que estamos haciendo es perjudicar el aprendizaje, tanto de los que no pueden, a la vez que impedimos que los que más pueden vayan más allá. Incluso de la gran masa del alumnado “normal”, con sus habilidades y dificultades, les estamos dejando de lado. Y eso, al menos a mi entender es un gran error.

Cuando el alumnado tira se le tiene que dar más. Cuando el alumnado no tira, se le tiene que ofrecer alternativas para que acabe tirando. Algo que no consiste en meter más horas, manteniendo esas horas de ocupación de asiento sin aprendizaje, de algo para que alumnado al que le cuesta. Es que es de cajón.

Todo el alumnado debe aprender, como mínimo, lo mismo. Proceda de donde proceda. Otra cuestión es que, quizás para conseguir lo anterior, no es necesario jugar a los agrupamientos por edad fisiológica o a usar estrategias que, al final, acaban perjudicando tanto a los que menos pueden como a los que más. Bueno, en definitiva, a todo el alumnado.

Finalmente deciros que, aunque alguien me acuse en este post de clasista y querer segregar al alumnado en función de su nivel educativo, que lo lea bien: estoy hablando de mejorar la personalización del aprendizaje con el alumnado que tenemos. Ese gran discurso de algunos, ahora bajo el paraguas de la inclusión. Una inclusión que no debería consistir jamás en dejar a nadie atrás (que es lo que hacemos con esos refuerzos), ni impedir que el alumnado que pueda, llegue mucho más lejos en su aprendizaje. Pero bueno, esta es mi manera de entender la inclusión. Seguro que para algunos estoy equivocado. No os lo niego.

Como todo lo que escribo, esto es producto de conversaciones en los últimos años con expertos, que están en activo o que lo han estado a lo largo de muchos años, en esas materias. Algo sabrán ellos acerca de estas cosas.

Como estoy haciendo en los últimos artículos, os recomiendo mi nuevo libro sobre educación para mayores de dieciocho, “Educación 6.9: fábrica de gurús”. Lo podéis adquirir aquí (en versión digital o papel). Y sí, me haría mucha ilusión que fuera uno de los diez libros más vendidos sobre educación este curso. Además, adquiriéndolo ayudáis a mantener este blog.

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Un comentario

  1. Totalmente de acuerdo. Creo que la inclusión en la educación no está bien entendida. El desdoble de la clase, solucionaría muchos problemas. Lo digo, además como madre de hijo con altas capacidades.

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