Debo reconocer que, al igual que a otros les gusta irse a sufrir por la montaña a pie o en bici, a mí me relaja escribir, dar un paseo o, simplemente, ir cuando puedo (y cuando me dejan/dejen) a disfrutar de un buen restaurante. Cada uno tiene sus vicios y, por suerte, los vicios son intransferibles. Creo que ya pasado de largo el ecuador de los cuarenta, ya puedo permitirme el lujo de decir que no he caído en los tópicos que se venden para dichas edades.

Sé que no escribo bien. Tampoco me importa en exceso porque, a diferencia de otros, yo no escribo ni para ganar dinero ni notoriedad. Me gusta mantener este blog en el que intento, a lo largo de unos pocos minutos, intentar redactar algo cada día. También he de reconocer que me lo paso bien en Twitter haciendo de cuñado o viendo como otros hacen de susodichos. No me atrevo a meterme a fondo en Facebook (más allá de publicar los posts), por no tener ganas de abrir otra aplicación en el móvil… y ya no digamos lo que me echa para atrás Instagram. Sé que debe molar mazo pero, por desgracia, no tengo demasiadas ganas de ponerme a compartir fotografías como si no hubiera un mañana. Y ya tengo Twitter para compartir algunas o, simplemente, WhatsApp para compartirlas con quienes me interese.

Ahora me he hecho con un nuevo juguete. Ya lo intenté hace tiempo pero, gracias a un directo (repetiremos) me he puesto a hacer vídeos. Con un micro y una cam que, entre ambos suman menos de cincuenta euros, dedicándole unos minutos a cada vídeo, me he montado un canal. Un truñocanal pero, al final, como lo único que me importa es pasármelo bien, me importa tres pepinos. Nunca he hecho nada para terceros en el 2.0. Y, como digo siempre, aquí se viene a jugar. Especialmente si uno tiene un sueldo que le permita vivir y no tenga vicios excesivamente caros. Ése, por ahora, es mi caso.

Para todos aquellos que habléis del tiempo que se «pierde» haciendo ciertas cosas, tan solo comentaros, como experiencia personal e intransferible, que para publicar un post tardo unos quince minutos, para grabar y subir a YouTube un vídeo (con la miniatura que ya tengo prediseñada a falta del título, otros quince). Y para difundirlo en las redes sociales, unos minutillos más. En total, en poco más de media hora tengo un post, un vídeo y lo tengo publicado en las redes sociales. El mismo tiempo que tardan algunos en leer los WhatsApps de alguno de esos grupos que no tengo (o que si tengo, los tengo silenciados). Cada uno pierde el tiempo, como he dicho al principio, en lo que le da la gana.

Lo de los vídeos va a durar lo que me apetezca. Mando yo. Al igual que mando en las redes sociales y decido, como estoy haciendo últimamente, chapar el chiringuito 2.0 entre las ocho y las nueve de la noche. Yo más allá del horario infantil no me atrevo a estar en Twitter. Me quiero mucho…

Aprovecho este post para hacer una recopilación de esos lugares en los que se me puede encontrar:

Twitter: @xarxatic

Canal de YouTube: XarxaTIC’s

Facebook: XarxaTIC

Telegram: El blog de XarxaTIC

Eso sí, tal y como os llevo diciendo, el único sitio en el que estoy realmente activo es en Twitter. Más allá de eso, tan solo son canales, salvo el de YouTube (en el que me lo estoy currando para poderme largar a Andorra), de comunicación unidireccional de los posts que estoy publicando en este blog. Y si alguien quiere hacerme proposiciones deshonestas, que me pida por la pestaña de «contactar» del blog mi cuenta de Tinder. No tengo cuenta en Tinder, pero me la hago en un pispás. Será por regalar más datos por un buen motivo. 😉


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