Se acerca la fecha más temida del año para muchos docentes: la comida de Navidad de su centro educativo. Ese momento en el que se tiene que compartir mesa y mantel con los compañeros de trabajo, algunos de los cuales no soportas, y fingir que te lo pasas bien mientras intentas sobrevivir «al qué estoy haciendo aquí». Por tanto, una vez metido en el embolado de haber aceptado acudir a la misma, ¿cuáles son las mejores tácticas para lidiar con ella? Pues bien, como a mí me gusta echar una mano, no solo en cuestiones pedagógicas, y siendo experto en comidas de este tipo, voy a intentar daros algunas estrategias para salir sano y salvo, sin perder la dignidad ni la cordura, en estas comidas que vais a realizar estos días. Toca hacer, como he dicho en más de una ocasión, de servicio público.
Pues bien, hay algunas estrategias que deberían ser básicas. Especialmente si en tu comida de Navidad tienes compañeros con las que no te llevas bien o, simplemente, no te llevas ni bien ni mal. Así pues, vamos a ello.
- Llega tarde y vete pronto. Así evitarás tener que hacer la sobremesa y aguantar las bromas pesadas, los cotilleos y las indirectas de tus compañeros. Además, tendrás una excusa perfecta para no participar en el amigo invisible (en caso de que se haga en tu centro educativo), ese juego cruel que consiste en regalarle algo a alguien que no te cae bien y recibir algo de alguien que no te conoce.
- Bebe con moderación. Sé que el alcohol puede ayudar a relajarte y a olvidarte de tus problemas, pero también puede traerte más de uno. No querrás acabar bailando encima de la mesa, vomitando en el baño o confesando tus secretos más íntimos a tu director o a ese compañero que no ha bebido nada y se va a acordar de todo. Recuerda que te tocará volver a trabajar con los mismos compañeros y que, además, últimamente hay mucho compañero que le da a las redes sociales y publica en abierto todo lo que hace desde el momento en el que se levanta de la cama.
- Evita los temas polémicos. La comida de Navidad no es el momento ni el lugar para discutir sobre política, religión, educación o cualquier otro asunto que pueda generar controversia. No te metas en debates que no tienen fin y que solo sirven para enfadar a la gente. Si alguien intenta provocarte, cambia de tema o hazte el sueco. No merece la pena entrar al trapo. Y, por favor, nada de cuestionar determinadas metodologías, hablar de las pruebas PISA o criticar a determinados gurús. Seguro que hay gente en tu centro que tiene pensamientos libidinosos con estos últimos y no es cuestión de enfadarse con sus fans. Por cierto, un tema que no es nada polémico es criticar a la administración. Siempre queda muy bien criticar a los que no están en el aula. Un detalle importante que no quiero dejar de mencionar: seguro que en vuestro centro hay alguien que se ha operado de las tetas, de los labios o se ha puesto pelo en la cabeza. Ni se os ocurra hablar de ello.
- Sé educado y cordial. Aunque no te gusten algunos de tus compañeros, no seas grosero ni antipático con ellos. Saluda, sonríe y haz algún cumplido. No hace falta que seas falso ni que te pases de pelota, pero tampoco que seas un borde. Recuerda que la educación es la mejor arma para mantener las distancias y evitar los conflictos.
- Diviértete. A pesar de todo, intenta disfrutar de la comida de Navidad y pasar un buen rato. No todo es malo ni negativo. Seguro que hay algún compañero con el que te llevas bien y con el que puedes charlar, reír y compartir anécdotas. Piensa que es una oportunidad para desconectar del trabajo y celebrar que en nada, si no te ha llegado aún, tu banco te va a enviar un mensaje con la vocación doble. Y si no, siempre puedes recurrir al humor y tomártelo como una experiencia surrealista.
Nada, unas cuantas ideas para afrontar esa comida que viene, en muchas ocasiones, impuesta por tu situación laboral. Una comida que, como no podía ser todo negativo, tiene de bueno que vas a poder conocer (o, al menos intentarlo) a ese compañero que te apetece conocer y que, por desgracia, debido a la vorágine del trabajo en el centro, no has podido coincidir con él. O, en caso de ir muy necesitado de «cariño», a lo mejor puedes acabar pillando cacho sin necesidad de acudir a Tinder. Sí, hay compañeros que han ido en este plan. Y no pasa nada. Mientras dos adultos estén de acuerdo, que hagan lo que quieran. Ya está bien de juzgar desde púlpitos que uno se ha creado artificialmente.
Por cierto, yo hoy tengo comida de Navidad con el que va a ser, a partir de enero, el último centro educativo en el que he dado clase. Ya no vuelvo en enero y, aunque os haya escrito cuestiones muy críticas con esta comida, tengo la mala suerte de gustarme compartir mesa con la mayoría de mis compañeros y me lo paso bien, a pesar de mi lado asocial y timidez extrema que he aprendido a disimular muy bien con los años, en las mismas.
Va, que ya queda nada. Un abrazo a todos y, mas allá de este post, os deseo que tengáis, los que vayáis, la mejor comida que podáis tener. Y os lo paséis muy bien. Se necesita, en ocasiones, un poco de distensión en un trabajo que, aunque la gente que lo vea desde fuera no se crea, tiene una alta exigencia profesional y agota física y psicológicamente.
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Yo hace años que no voy a cenas ni comidas del centro. No porque no me guste charlar con los compañeros, sino porque las comidas y cenas «de empresa» debería pagarlas «la empresa»… y cada vez es más frecuente que no sea así, lo asumimos y nos parece normal pagarnos nosotros el cubierto. Me considero «clase obrera» (la clase media ya no existe, los docentes dejamos de ser «clase media» hace mucho) y creo que el obrero no debe pagar saraos de «la empresa».
Hola,me gusta lo que escribes, hasta de estos temas de cenas navideñas que nada que ver conmigo porque acá en Colombia estamos en vacaciones, pero antes de salir hacemos paseos de despedida a lugares cercanos y de clima cálido que cubran las necesidades básicas de fin de año (piscina. Comida y cerveza fría) en el que también aplican algunos de tus consejos.Felices fiesta a todos.