A cuatro meses del nuevo curso no conocemos aún el currículo definitivo ni la distribución, salvo borradores filtrados interesadamente por unos y otros, de las asignaturas. No conocemos las concreciones curriculares de las diferentes Comunidades Autónomas. No conocemos los perfiles asociados a la impartición de las mismas. Y, en algunos casos (como sucede en mi municipio) ni tan solo sabemos en qué centro educativo vamos a empezar el nuevo curso. Es que, sinceramente, esto de la educación ya clama al cielo.

Se presentan nuevos ciclos formativos de los que, ni tan solo existe su distribución modular ni los objetivos de los mismos. Se plantea una educación digital sin tener, ni tan solo, los espacios e infraestructuras necesarias para aplicar algo que nadie sabe en qué consiste. Se está gestionando una formación en herramientas que no existen y que nadie sabe cuándo van a ponerse a disposición de los docentes. Se ha creado un caos en el que, ni tan solo a estas alturas, muchas Comunidades saben cuándo van a empezar el curso que viene. Bueno, por no saberse, no se sabe ni quiénes van a ser los docentes encargados de la corrección de las pruebas de las EVAU de este año.

No hay nadie al timón en educación. La Ministra está más interesada en lucir modelitos y los diferentes responsables políticos de las Comunidades interesados en no se sabe qué. Bueno, en cortar cintas de centros educativos fantasma y de hacer propuestas irreales después del cuarto calimocho. Repito, estamos a cuatro meses de empezar el nuevo curso y en agosto no trabaja ni el tato en las diferentes Consejerías. Toc, toc, ¿hay alguien?

Cada día salen noticias en la prensa acerca de novedades que va a haber el nuevo curso. Un día hay mil plazas para la consolidación de interinos y al día siguiente no hay ninguna. Aparecen y desaparecen propuestas a golpe de ocurrencia. La LOMLOE nunca nadie sabe si está o no va a estar ni en qué cursos va a aplicarse. Hay Comunidades que dicen que en primero y tercero de ESO (hablo por lo que me toca de cerca), otras que no saben si solo en primero y las opositoras al régimen haciendo de urgencia Decretos para ir contra Leyes Orgánicas. Nadie sabe nada. Y a nadie parece importarle una mierda. Solo a cuatro que estamos preocupados por saber qué deberemos dar. Bueno, lo daremos a ojo o siguiendo algún manual de editoriales que van igual de perdidas que los docentes de a pie. Todo muy surrealista.

Han publicado hace un par de días un Decreto de evaluación de la ESO. Ni pajolera idea de qué dice porque, al igual que la mayoría de documentación educativa, no hay nadie que la entienda. Al final se va a evaluar como siempre. Los centros han decidido hacerlo como les ha dado la gana. Tampoco vendrá nadie a mirar si lo están haciendo bien porque, al final, ni tan solo los inspectores saben interpretar las instrucciones que les llegan de más arriba. Y un día se promociona con dos suspendidas, al día siguiente con todas y, finalmente, en el centro de Torrelodones, con tres y media siempre que la media sea solo la parte más física de Educación Física. Un cachondeo vamos.

Yo ya no pido saber mucho. Pido saber algo. No sé. Al menos saber qué asignaturas dará mi Departamento. Ya es que me da igual si es en ámbitos, híbridamente o en diferido. Es que me importa entre poco y nada. Pero, por favor, que alguien me diga algo. Bueno, o que no me lo diga. Tampoco es cuestión de que me dé un infarto. Es que no queda otra que tomártelo a cachondeo. El problema es que no te puedes tomar a cachondeo tu trabajo. Especialmente si crees en la educación como servicio esencial.

Millones de alumnos sin saber qué van a hacer el curso que viene. Miles de docentes a la expectativa de la última decisión de su administración. Familias que no entienden nada. Un kilombo del copón. Tres meses hábiles y uno inhábil para conocer algo o para no conocer nada. Y mucho me temo que sea esto último porque, al menos en mi Comunidad hay elecciones el curso que viene y las prioridades, tanto de los que mandan como de la oposición no es mejorar la educación o hacerla inteligible: es ganar sus sillones para poderse repartir cargos. Y así nos va.

Cuatro meses. Quedan cuatro meses. El reloj sigue haciendo tic tac.

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